Reunión refuerza alianzas para la protección de las fronteras amazónicas entre Perú y Brasil

Durante la COP30, en Belém (PA), líderes de la Comisión Transfronteriza Juruá–Yurúa–Alto Tamaya y de la Unión de los Pueblos Indígenas del Valle del Javari (UNIVAJA) se reunieron para debatir estrategias conjuntas de protección de los territorios en la frontera entre Brasil y Perú, una de las zonas con mayor concentración de diversidad biológica y cultural del planeta.

El encuentro tuvo lugar en un momento de creciente presión sobre la región, especialmente después de la reciente declaración del Secretario de Planificación y Gestión del estado de Acre sobre la posibilidad de abrir una carretera hacia Perú a través del municipio de Marechal Thaumaturgo — una propuesta que afectaría una zona compuesta casi en su totalidad por unidades de conservación y tierras indígenas.

Según Francisco Piyãko, coordinador de la Organización de los Pueblos Indígenas del Río Juruá (OPIRJ) y miembro fundador de la Comisión Transfronteriza, el momento exige unidad. “El bosque está siendo atacado por todos lados — por los incendios, la minería y la deforestación. Solo unidos podremos enfrentar esta crisis y construir una agenda común de defensa y esperanza”, afirmó.

Durante la reunión, las y los representantes de la Comisión Transfronteriza presentaron mapas y análisis territoriales que mostraron la magnitud de las actividades depredadoras que cruzan las fronteras sin control. La situación llamó la atención de los representantes del Valle del Javari, especialmente después de que bases de datos de monitoreo, como las utilizadas por el Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon), identificaran por primera vez la región como un área en riesgo.

“Cuando los parientes ven los mapas y comprenden la dimensión de la actuación de los invasores, entienden que la protección de este territorio no puede hacerse solo desde el lado brasileño. Es un territorio binacional, y su defensa es responsabilidad de todos nosotros”, destacó Piyãko.

Los participantes también alertaron sobre la presencia de organizaciones criminales, el avance de la deforestación ilegal, la explotación depredadora de madera y pesca, la violencia contra las lideresas y los líderes, y la ausencia de políticas públicas permanentes. Ante este escenario, reforzaron la necesidad de fortalecer las estructuras propias de autogestión y monitoreo territorial. “Si el gobierno no lo hace, tenemos que hacerlo nosotros. El gobierno es pasajero, pero nosotros permanecemos en la comunidad”, declaró Manoel Chorimpa, líder del Valle del Javari.

La reunión reafirmó la importancia de las alianzas transfronterizas como una respuesta concreta a la crisis climática y ambiental, señalando caminos basados en la cooperación, el conocimiento ancestral y la corresponsabilidad por la vida en la Amazonía, desde una visión de territorio vivo e integrado. “Lo que estamos construyendo aquí es más que una articulación política; es una alianza viva entre pueblos, ríos y bosques”, resumió Beto Marubo, representante de la UNIVAJA.

Sobre la UNIVAJA

Creada en 2010, la Unión de los Pueblos Indígenas del Valle del Javari (UNIVAJA) representa a los pueblos Kanamari, Korubo, Kulina, Marubo, Matís, Mayuruna y Tsohom Dyapa, así como a pueblos en aislamiento que habitan un territorio de 8,5 millones de hectáreas (más grande que el territorio de Portugal), la segunda Tierra Indígena más grande de Brasil. La organización es fruto de una lucha histórica que comenzó en la década de 1980 por la demarcación y protección de este territorio, consolidándose como una fuerza central en la defensa de los derechos indígenas y del bosque del Valle del Javari.

Sobre la Comisión Transfronteriza Juruá–Yurúa–Alto Tamaya

Oficializada en 2021, la Comisión Transfronteriza Juruá–Yurúa–Alto Tamaya reúne a pueblos, comunidades y organizaciones indígenas y no indígenas de ambos lados de la frontera, con el objetivo de proteger los bosques, los ríos y los modos de vida de la región. Su territorio de actuación abarca más de 3,5 millones de hectáreas de selva, entre Acre (Brasil) y Ucayali (Perú), donde habitan 14 pueblos indígenas, distribuidos en 35 tierras indígenas y 8 áreas de conservación.

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