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La región transfronteriza entre Perú y Brasil —en las cuencas del Yurúa (Juruá) y el Alto Tamaya— comprende cerca de 3 millones de hectáreas de selva amazónica. Es una de las áreas con mayor biodiversidad del planeta y hogar de comunidades indígenas en aislamiento y de contacto reciente. La Comisión Transfronteriza Alto Juruá / Yurúa / Alto Tamaya trabaja para proteger estos territorios y los derechos de sus pueblos.

Organización y defensa territorial

A lo largo de las últimas décadas, las poblaciones originarias de esta región comenzaron a organizarse para buscar el reconocimiento legal de sus territorios y defender sus derechos e intereses. Siguiendo la tendencia posterior a la promulgación de la Constitución Federal de Brasil y la Ley de Comunidades Nativas del Perú, se crearon diversas asociaciones y organizaciones indígenas para fortalecer sus representaciones políticas en esta lucha y desarrollar estrategias de valorización de sus culturas y del medio ambiente.

Falta de políticas públicas y amenazas crecientes

La negligencia de los gobiernos hacia la Amazonía, tanto en Brasil como en Perú, ha puesto en riesgo y cobrado la vida de poblaciones indígenas en esta región, que carece de políticas públicas eficaces de protección o promoción de derechos accesibles a los pueblos originarios.

Por otro lado, estos territorios fronterizos enfrentan invasiones, caza y pesca ilegales, aumento de incendios forestales y deforestación, explotación maderera formal e ilegal, impactos derivados de la construcción de carreteras, caminos clandestinos y pistas de aterrizaje, así como una creciente presión relacionada con el narcotráfico internacional.

Avance de la ocupación maderera y resistencia indígena

A finales de los años 90, el avance de la ocupación maderera alcanzó esta región, invadiendo territorios indígenas y cruzando las fronteras nacionales. Numerosas denuncias de invasiones en la Tierra Indígena APIWTXA (Acre, Brasil) fueron presentadas en ese entonces a los gobiernos brasileño y peruano.

Los Ashaninka de Apiwtxa encabezaron la resistencia contra los invasores, llevando el tema a la prensa internacional para alertar a la sociedad sobre las graves consecuencias ambientales, sociales y culturales de la actividad maderera. También iniciaron una articulación política más amplia con líderes Ashaninka del Perú, lo que impulsó alianzas de cooperación entre comunidades indígenas de ambos países y promovió las primeras iniciativas de intercambio de información y experiencias, orientadas a la construcción de estrategias conjuntas para la protección de sus territorios binacionales.

El caso Saweto y el costo humano de la defensa

En articulación con Apiwtxa, líderes Ashéninka de la Comunidad Nativa Alto Tamaya-Saweto, en las cabeceras del río Tamaya en Perú, comenzaron a denunciar la actividad ilegal de los madereros en la región.

En septiembre de 2014, cuatro de sus líderes —Edwin Chota, Leoncio Meléndez, Francisco Pinedo y Jorge Peres— fueron asesinados mientras se dirigían a la aldea Apiwtxa para discutir la continuidad de las acciones de vigilancia y fiscalización en la frontera. Llevaban más de una década luchando por la titulación de su territorio en el Perú y contra la actuación de madereros y narcotraficantes.

Diversidad cultural y lingüística en el Yurúa / Juruá / Alto Tamaya: territorios y pueblos que trascienden las fronteras.